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sábado, 8 de junio de 2013

DIMITTAM - apelef̱theró̱soun – LIBERACIÓN

LIBERACIÓN - DIMITTAN - APELEFTHERÓSOUN

Dedicado cariñosa y entrañablemente a Eva, la madre de todos.

Escrito encontrado en un pergamino antiguo, según la prueba de carbono de aproximadamente 1600 años…

El joven, desde la nueva posición donde se encontraba, podía voltear a contemplar impotente a sus compañeros y familiares, de espaldas, absortos y atrapados por las imágenes proyectadas en las paredes rocosas.

Para zafarse de las cadenas profirió un esfuerzo colosal quedando tembloroso, aturdido y con un gusto desabrido en la boca, tanto, que le costó discernir si la escena que estaba presenciando se trataba de un sueño; mientras se despabilaba, avanzaba sin pausa hacia la luz, una luz encandilante y enceguecedora que lo atraía. De pronto, no vio nada más, ni una silueta, ni sombra, ni contorno, nada, solo luz y su blancura extrema. Y como se había alejado tanto, ningún sonido llegaba a sus oídos.

Sintió entonces un vértigo espeluznante que le recorría las entrañas, entendió que podría ser el efecto inquietante de esa caminata en el vacío que experimentaba. Del vértigo evolucionó al miedo, miedo a lo desconocido pues empezó a comprender que estaba incursionando en un espacio-tiempo diferente al familiar. La situación hizo aflorar de su subconsciente el recuerdo vago de sensaciones experimentadas durante el parto que lo vio nacer.

Su cuerpo ya no le respondía, su mente daba la orden de volver y abortar el itinerario, pero sus extremidades quedaron paralizadas. Por unos segundos se concibió enajenado y sintió cómo la locura se apoderaba de su sensatez. Los siguientes segundos transcurrieron en un eterno blanco, mente en blanco, luego desvanecimiento y caída libre… y de súbito, gran conmoción por el estrepitoso choque con una superficie de agua fría, donde el cuerpo entero volvió en sí para instintivamente movilizar la musculatura e impulsarse hacia la superficie en busca del oxígeno vital.

Cuando por fin el joven asoma la cabeza, nota que ha recobrado la visión pues consigue distinguir siluetas en el horizonte. Se percata de que su caída ha sido sobre el cauce de un río. Volteando divisó la boca de la caverna en lo alto de un risco y, en el otro margen, la silueta de una urbe. Atraído por las formas de la ciudad avanzó hasta dar con la orilla donde se paró por unas horas a examinar su perfil en el horizonte y a secar sus ropajes, pues le avergonzaba la idea de presentarse desaliñado ante aquella civilización. 

Tan solo oteando el paisaje urbano desde lejos, se percató que no podría, por más esfuerzo que hiciese, catalogar aquella sociedad con alguna conocida por él y su escuela. Se rindió, entonces, ante aquel ejercicio y comenzó a alimentar desmedidamente su curiosidad.

Cuando notó su túnica seca, emprendió el camino hacia el objeto de su inquietud. Nunca había percibido el sol y la luz como en aquel lugar, nunca había sentido el agua como en aquel territorio. Pronto, sus pies se encaminaron por una senda construida con roca; ni la roca, ni la arena que se colaba entre sus dedos y a través de las sandalias, habían sido tan perfectas jamás. 
Durante los minutos que duró su recorrido le invadió una nostalgia de su pueblo, y comprendió que todo lo que había vivido y aprendido en él eran como una mala copia de las cosas que veía en ese lugar. Por doquier, granjas, caballos, árboles perfectos.

Pronto llegó a la ciudad y pudo ver casas, palacios y templos construidos con líneas claras y estilos diáfanos; luego, los ciudadanos con sus ropajes y aspecto de dioses. El conjunto paisajístico le parecía increíble, era como estar soñando despierto, pues ese lugar sintetizaba la esencia de todo lo que había conocido en su vida, junto con muchas otras cosas que desconocía, pero que gozaban de una precisión sobrenatural.

Su conocimiento adquiría mayor sentido a partir de contemplar esa realidad. En un segundo, miles de preguntas obtuvieron respuesta, numerosos objetos y mecanismos desnudaban su funcionamiento ante sus atentos ojos. De pronto, todo era tan obvio y tan sencillo. 

Lo asaltó entonces el inmenso placer que desencadena el descubrimiento; esa emoción, que durante su vida había sido escasa, allí lo inundaba como un interminable orgasmo cósmico. Podía percibir a flor de piel las infinitas conexiones con todas las cosas, la energía que lo vinculaba con todo lo existente. 

Caminó por unas horas, errante y obnubilado por la inmensa metrópoli, hasta que, sin percatarse, sus ojos se posaron en las ondas radiantes que conformaban el tocado de la que fuera la más hermosa criatura que hubiese visto en su existencia. Cuando la vio se concibió indefenso. Su belleza era capaz de deconstruir cualquier argumento o postulado de la razón. La gracia de la criatura lo paralizó por completo y solo pudo quedarse extasiado, contemplándola sin ningún pudor.

Como una graciosa gacela, la criatura se le acercó y alcanzó a contemplar sus facciones, que conservaban unas proporciones híbridas donde no podía distinguirse género. Esto aumentaba exponencialmente su belleza, pues constituía todo un misterio. 

Una voz brotó de su garganta y le habló en un idioma cantado, un idioma inteligible, pero no era la lengua del pueblo del filósofo. Era una lengua que el joven podía entender pero que, paradójicamente, nunca antes había escuchado.
Esto la hizo aun más hermosa. Consideró que era capaz de cualquier cosa para poder tenerla, apoderarse de ella y llevársela de allí. Sin ninguna lógica esos pensamientos lo gobernaban y sintió cómo sus instintos afloraban sin inhibiciones. 

- ¿Quién eres? –le  preguntó la criatura.
El solo quería contemplarla y fusionarse con ella en un solo cuerpo, para incorporar su perfección absoluta eternamente; por tanto, no le contestó, pero su idioma gestual hablaba a las claras sobre su sublime fascinación, y esto pareció conmoverla. 

- Yo soy la Culpa –agregó ella, dando pie para que él entrara a integrar el diálogo. Pero se trataba de un ejercicio infructuoso, pues el hombre no conseguía proyectar su voz. 

Tomó de nuevo la iniciativa y profundizó agregando:
Soy la causa de innumerables locuras y muertes, soy la Culpa. 

Al parecer, se había sentido muy atraída por el filósofo, pues a partir de ese momento no lo dejó solo un segundo. 

Empezó, entonces, el joven a experimentar una especie de letargo mental; se percató de que, en su presencia, había perdido completamente la capacidad de discernir entre el bien y el mal, entre lo justo y lo injusto. Esa presencia actuaba como un fuerte inhibidor de sus funciones racionales.

Ella lo siguió y él también, fueron a la deriva… en el camino descubrió que todo ese mundo de perfección estaba contenido íntegramente en la persona de la Culpa. 

Así que, en un atisbo de cordura, decidió llevársela de allí al mundo que le pertenecía y podía regir. Cruzó el río cargándola en andas y la subió por el risco, ingresando a la cueva; fabricó unas cadenas para colocárselas y la sentó a contemplar las figuras que emanaban de la luz. 

Le llamó la atención la sensación de pequeñez que experimentó al volver del viaje, una extrañeza ligada a la precariedad del mundo que lo había criado y formado, pero se sintió satisfecho porque tenía compañera, una compañera con las facciones de la eternidad. 

Pronto se acostumbró nuevamente al mundo de las sombras, al tiempo que revelaba cambios radicales en el comportamiento cotidiano de la gente de su pueblo.

Encontró que las personas se mostraban cada vez más desinhibidas y permisivas, respiró aires de libertad en las calles, percibió las puertas de los templos tapiadas y los sacerdotes y sacerdotisas pululando por las calles pidiendo limosna. Nadie ya los visitaba y tuvieron que abandonar los santuarios. 

Pudo ver, escandalizado, a las mujeres llevando pergaminos bajo los brazos y debatiendo en las ágoras, los niños criándose en grupos dirigidos por clanes de matronas que abandonan el gineceo para lanzarse a las calles y enseñarles las experiencias de la vida, desde las más sublimes a las más crudas. 

Las mujeres, trabajando y argumentando a la par que los hombres, sin pudor, vergüenza, tapujos ni complejos, compartiendo jerarquías en el mando y la administración de la aldea. Algo de esa ciudad perfecta se había colado entre sus ropajes y había contaminado el aire del pueblo.

Sin embargo, él se sentía cada día más miserable, toda su capacidad intelectual se había consumido en el solo acto de la contemplación extasiada de su compañera, lo cual lo atrapaba y no podía sentir más que una profunda e inagotable tristeza.

En una forzada indagación; de pronto, alcanza a descubrir que el origen de tanta tristeza era esa honda culpa que sentía, sí, se sentía culpable de los cambios acontecidos y se percataba que ya nunca sería como antes.

Un día, estando solo en el ágora, se le acerca un niño que, tomándolo de la mano, le llama por su nombre:

- ¿Eres tú, Aristóteles? –esto lo despabila por unos minutos de su letargo.

- Sí –contesta él.

- Eres el anciano más notable del orbe –le dice el niño, y él no comprende.

- Gracias a tu viaje, nuestro mundo se ha liberado y eso no lo olvidaremos, te estaremos agradecidos por siempre.

- ¿Liberados de qué?

-   Nos eximiste de la Culpa, ella ya no tiene un arquetipo, así que no se proyecta hasta nosotros; tú te sacrificaste por todos, la trajiste a vivir entre nuestra gente para que nos diéramos cuenta, al fin, de que solo se trataba de una insignificancia.  El gran obstáculo a todo lo más creativo, al pensamiento más positivo era esa Culpa; gracias a ti se deconstruyeron muchos templos que habían montado sus cimientos en ella, numerosas estructuras se desmoronaron, muchas madres dejaron de llorar y las mujeres, sobre todo ellas, se liberaron del yugo. Diste la vida por tu pueblo y esa acción fue mejor que un millón de ideas y razonamientos. ¡Gracias!

POR AMÉLIE POULAIN
2013

6 comentarios:

  1. Gracias papelucho por tu interpretación... En realidad lo que quise transmitir con este escrito abstracto es el peso que tiene la CULPA en la formación y crianza de muchas mujeres en nuestra civilización... la herramienta de la CULPA utilizada por la mayoría de las iglesias desde las cristianas de todo tipo y color hasta las judías y musulmanas, desde que el patriarcado se ha instalado en nuestro mundo como "el sistema" y la "estructura" de pensamiento dominante.
    Fíjate que la culpa en el escrito es el arquetipo platónico y se ha utilizado el mito de la caverna, que es uno de los pilares de la estructura de pensamiento occidental dualista. El hombre se ha enamorado de la culpa, se enamora pues esto simboliza justamente el hecho que el masculino busca siempre recostarse en esa "otra" persona para echar la culpa, para no responsabilizarse por sus actos, allí podrás pasar revista de madres solteras, madres-padre de este territorio latinoamericano que habitamos y las propias residentas de mi país que levantaron esta patria de las cenizas después de la guerra genocida.
    Por fin el hombre se lleva el arquetipo a su casa para terminar liberando a toda la humanidad de este yugo, atrapo la culpa porque el mismo la creo.
    El sistema patriarcal crea la culpa, crea la guerra, crea el dinero (el sistema monetario) y con eso crea la destrucción de la naturaleza y consecuentemente de la humanidad.
    Todos los días veo y siento como viven amigas, hermanas, compañeras de lucha... mujeres que devuelta entre ellas mismas se echan culpas... tenemos que redimirnos de la culpa, pues el sistema patriarcal ha encontrado el punto en el cual volcar todas o la mayoría de las culpas y las mujeres nos creímos el cuento.
    Mi vida esta en perenne construcción y búsqueda, siempre me pregunto y me cuestiono, esa es la constante que me caracteriza, trato de estar atenta a las señales que me transmite el entorno pues me interesan mucho las personas, sus sufrimientos y sus alegrías.
    Pero en este mundo de hoy, así como lo hemos construido persisten los sufrimientos y la injusticia, y esta en mi naturaleza, hacer lo que me sea posible para delatar y combatir esas injusticias.

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    1. De hecho, las mujeres somos CULPABLES de una CULPA inventada que se encuentra en los anales de nuestra cultura, somos las artifices del destierro de la humanidad del paraíso. Menuda CULPA nos han inventado y aunque se trate de un escrito fantastico y delirante el biblico, por generaciones se ha trabajando este mecanismo simbólico para construir el sentido de mayor culpa que recae en el sexo femenino.
      Yo desde mi escrito hago un llamado a la liberación de ese arquetipo estupido que nos han impuesto de manera injusta.
      Y me hace infinitamente feliz proponer esta nueva mirada!!!

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  2. Crecer, abrir los ojos… siempre es difícil… Siempre me gustó la idea del superhombre de Nietzsche, en cuanto la evolución aún puede dar un gran paso, pero hay cosas morales y culturales que lo impiden… La culpa puede ser una de esas cosas… interesante reflexión… e interesante haber usado “al maestro de los que saben”, Aristóteles como personaje central… Creo que la liberación es un proceso interno, otros pueden mostrarte el camino… pero solamente vos poder decidir… seas varón o mujer…

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